MEDICINA PREVENTIVA EN TORTUGAS
Como cualquier ser vivo, las tortugas pueden sufrir diferentes enfermedades. Muchas de estas enfermedades es posible prevenirlas con un adecuado mantenimiento y siguiendo una serie de pautas preventivas que podrían resumirse del siguiente modo:
- No mezclar diferentes especies de tortugas en los mismos terrarios o recintos. Cada especie debe alojarse de forma separada, evitando el contacto entre ellas, aunque los animales estén perfectamente sanos. Esto es importante, principalmente, por dos aspectos:
- Todas las especies de tortugas pueden ser portadoras de microorganismos a los que son resistentes, pero que pueden ser letales para otras especies.
- El comportamiento “social” de cada especie es diferente, por lo que la convivencia entre diferentes especies puede dar lugar a una situación de estrés crónico que acabará en enfermedad.
Cualquier colección de tortugas en la que las diferentes especies comparten el mismo alojamiento está condenada al fracaso.
- Hacer cuarentena de cada nuevo ejemplar que se adquiera. La cuarentena debe hacerse en lugar separado de la colección principal y en terrarios o recintos de fácil limpieza y desinfección. El periodo de cuarentena variará en función del origen y estado del animal, pero como mínimo debería ser de 6 a 12 meses. Durante la cuarentena:
- Se mantendrá a las tortugas en las condiciones óptimas de actividad de la especie.
- Se realizarán chequeos de parásitos y se tratarán de acuerdo a los resultados encontrados.
- Es muy recomendable realizar chequeos para detectar herpesvirus (preferiblemente por PCR).
- Mantener una buena higiene de los terrarios y recintos
- Chequeos periódicos parasitológicos y tratar en función de los resultados. No es necesario realizar análisis de todos los ejemplares, sino que puede ser de uno o varios (conjuntamente) de cada recinto.
- Mantener a los tortugas en las condiciones de temperatura y humedad adecuadas para la especie. Aunque esto parezca obvio, no siempre se cumple, por ejemplo es habitual que las zonas de refugios sean demasiado frías en invierno o que las condiciones de humedad sean excesivamente secas durante todo el año.
- Alimentación adecuada, evitando la sobrealimentación.
- Evitar otras situaciones de estrés crónico. Por ejemplo:
- Cuando varias tortugas convivan juntas, separando a aquellos animales menos dominantes que no pueden termoregularse correctamente o que se alimentan menos. En otras ocasiones puede ser necesario separar a los machos de las hembras, etc.
- No manipular de forma excesiva a las tortugas.
- Situaciones ambientales estresantes. Además de las mencionadas en apartados anteriores, un exceso de luz sin posibilidad de refugio en especies de bosque, etc.
- Ante cualquier signo de enfermedad hay que acudir inmediatamente a un veterinario con experiencia en tortugas.
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